miércoles, 5 de septiembre de 2012

BUDA EXPLOTÓ POR VERGÜENZA (Película)



Es una película muy dura, que refleja la violencia de una cultura que discrimina a los débiles, sobre todo a las mujeres. Es una reflexión sobre la necesidad de la educación para todos.
Cuando ir a la escuela se convierte en una odisea prácticamente imposible y jugar a las guerras constituye un ejercicio distractivo de imitación de la realidad, sólo cabe constatar con desolación: el universo de los niños se ha puesto al revés. La otra cara, todavía más escandalosa, de este universo al revés corre a cargo de ese grupo de niños que juegan a las guerras. Lo hacen con la increíble versatilidad de representar indistintamente lo peor de los enemigos talibanes y americanos. "Las destrucciones actuales  sufridas en Afganistán”.
En la Película nos muestra unos niños que Para sus juegos utilizan palos que simulan fusiles y cometas que representan cazas de combate. Pero no todo es de mentira. En este juego, las piedras son de verdad. Cuando atrapan a la niña protagonista, ya tienen a otras tres niñas encerradas en una cueva. Los motivos para retenerlas varían entre los que opinan que una niña no debería ir a la escuela o que las pequeñas tienen los ojos demasiado bonitos. Reflejan la sociedad violenta en que viven sus mayores.


Derechos Humanos Fundamentales:
La educación de las niñas es uno de los Derechos H.F. y está vinculado a todos los demás derechos.  Todos los niños y las niñas tienen derecho a recibir una educación, ya que este servicio les proporciona el conocimiento y las aptitudes que necesitan para alcanzar su potencial y protegerse contra el peligro. Y la mejor calidad de vida que brinda la educación se traduce en enormes beneficios para toda la sociedad. Por ello, la educación es esencial en el desarrollo de todos los países. Sin embargo, a las niñas se les excluye con mucha frecuencia de este proceso. Si esto sigue así, nunca se lograrán estos progresos. 

Breve Resumen:

Bajo la estatua del Buda que destruyeron los talibanes aún viven miles de familias.
Baktay, una niña afgana de seis años, es incitada a ir a la escuela por el hijo de sus vecinos, que lee los alfabetos frente a su cueva. El problema inicial es que Baktay no tiene cuaderno ni lápiz. Para el cuaderno debe buscarse la vida, como lápiz, decide llevar el pintalabios de su madre, lo que provoca que unos niños, que juegan a ser talibanes, decidan apedrearla. Los niños de la aldea juegan a la guerra con ramas que hacen pasar por fusiles y cometas que representan cazas de combate. Pero no todo es de pega: en este juego, las piedras son de verdad. Cuando atrapan a Baktay, ya tienen a otras tres niñas encerradas en una cueva. Los motivos para retenerlas varían entre que opinan que una niña no debería ir a la escuela o que las pequeñas tienen los ojos demasiado bonitos. Reflejan la sociedad violenta en que viven sus mayores.